jueves, 6 de enero de 2011

Rechacemos la exclusión constitucional

Por Dr. Ramón Ceballo
Una de las grandes tragedias que han abatido a nuestra sociedad en las últimas décadas ha sido la reiterada incoherencia de nuestros dirigentes políticos. Son muy escasos los líderes dominicanos, que han podido mantener armonía entre sus predicamentos cuando están en la oposición, con sus hechos en el ejercicio del poder.

Ha devenido en algo tan normal, que nos hemos ido acostumbrando a las sistemáticas decepciones de quienes poco tiempo atrás eran casi nuestros ídolos, los paradigmas que nos servían de estímulos en la difícil ilusión de confiar que no todo estaba irremisiblemente perdido.

El presidente de la Republica Dominicana, Leonel Fernández, presenta al Congreso Nacional, un proyecto de Reforma Constitucional, que  crea entre otras cosas dos categorías de dominicanos. En su articulo 18 del proyecto de marras, establece, citamos: “Las dominicanas y los dominicanos que adquieran otra nacionalidad por acto voluntario no podrán optar por la Presidencia o Vicepresidencia de la República. Podrán ocupar otros cargos electivos o ministeriales, o de representación diplomática del país en el exterior y en los organismos internacionales, si renunciaren a la nacionalidad extranjera por lo menos un año antes de la elección o al momento de su designación”

En el articulo 67 dice lo siguiente “Los naturalizados no podrán ser elegidos Senadores o Senadoras sino diez años después de haber adquirido la nacionalidad dominicana, siempre que hubiesen residido dentro de la jurisdicción que los elija durante los cinco años que precedan a su elección.:

Los dominicanos en el exterior,  debemos rechazar el contenido del artículo 18 y 67 del Proyecto de Reforma Constitucional, sometido por el PLD y su presidente, por ser contradictorio, además, de que refleja una alta visión discriminatoria. Es entendible que existe en su contenido un espíritu condicionante de esta doble nacionalidad. Además, de ser  una humillación, es una desconsideración, con un alto contenido de restricciones, que nos impondría.

El PLD, como partido y su gobierno, utilizando una mayoría mecánica en el congreso Nacional buscan excluirnos de nuestra nacionalidad dominicana, cuando muchos de sus dirigentes, hoy no entienden que hemos adquirido otras nacionalidades, porque en muchos casos fuimos influenciados por los propios líderes dominicanos. Es muy cierto que  el liderazgo partidario dominicano, no entiende nuestras agendas.

Ellos no comprenden que hemos tenido que emigrar, como resultado de la profunda crisis de servicios y de oportunidades que  prevalece en Republica Dominicana, fruto de una visión equivocada del desarrollo que ha impuesto una clase gobernante carente de visión. 

Hemos llegado  a considerar que es una aberración jurídica mas del gobierno del Partido de la Liberación Dominicana, la cual cercena nuestros derechos y sobre todo hiere profundamente la sensibilidad de los dominicanos que hemos salido de nuestro país y que generamos una vasta comunidad de nacionales, dispersa mundialmente, que ha cambiado las realidades de la sociedad dominicana, sobre todo en los últimos años.  

La ausencia de visión futurista de estos políticos tradicionales, en lugar de pretender excluirnos de nuestros derechos constitucionales, debieran utilizar sus energías en convertir en “socios estratégicos” a la diáspora dominicana, y establecer vínculos empresariales entre la población migratoria, sus familias y los empresarios del país, especialmente pequeños y medianos, generando así nuevas oportunidades para la población dominicana en sentido general. 

De esta forma si prevaleciera el interés general por encima de la estrecha  visión que tienen los actuales dirigentes gubernamentales, crearan mecanismos que contribuyan a fortalecer los vínculos de los emigrantes entre los países de destino y de origen, erradicando de esta forma prejuicios y aprehensiones.  

Los dominicanos que  residimos fuera de la estrecha frontera de la isla consideramos que nuestra República Dominicana hoy mas que nunca es un país transnacional, lo cual  implica una más amplia cultura. Hemos consolidado nuestras características de nación sin fronteras, de territorialidad ultramarina con fragmentos en Estados Unidos, Europa, America Latina y el Caribe, todos enlazados orgullosamente por  nuestra bandera tricolor en la cual simbolizamos la dominicanidad. 

Y aunque hemos ido modificando por la influencia extranjera algunas costumbres, mantenemos nuestra idiosincrasia, a pesar de  la distancia. Continuamos siendo netamente criollos como los que permanecen en nuestro territorio nacional. 

Este nuevo grupo de políticos peledeístas que  hoy tienen la oportunidad de dirigir los destinos del país, no entienden que los dominicanos que  vivimos orgullosamente en otras tierras, constantemente estamos luchando por la integración, nos sobreponemos al humillante racismo, xenofobia, y a la exclusión., para lograr desempeñar un papel importante en el desarrollo y activación de la economía dominicana.