Por Dr. Ramón Ceballos
Hace 69 años un grupo de patriotas decidió formar el Partido Revolucionario Dominicano, para enfrentar políticamente el gobierno tiránico de Rafael Leonidas Trujillo. Durante este largo periodo esta organización ha sentado las bases de la institucionalidad democrática en Republica Dominicana, y es quizás la organización que más leyes ha presentado al Congreso Nacional, para garantizar el funcionamiento institucional de la Nación Dominicana.
Ha llegado el momento después de 69 años, de una clara participación democrática, que los dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano den pasos concretos para realizar el gran Congreso Peña Gomista, el cual podríamos llamar el Congreso del Pueblo, del cual debe surgir un importante programa de cambios, no solo en la conducción del partido, sino en cuanto a una nueva visión de hacer política en el País.
En el año 2008 los dirigentes del PRD, deben dejar a un lado la visión personalista y facilitar darle vida a un mecanismo, tal como lo establecen los estatutos del partido, y en honor al quien fuera su mejor y mayor exponente, el Dr. Peña Gómez, iniciar el Primer Congreso del Pueblo, en el que los participantes discutan cómo debe ser el partido del futuro.
El mayor peso que hemos ganado en el escenario nacional conlleva a producir claras señales de renovación, no solo en cuanto a la metodología organizativa, sino también en cuanto a nuestra propia concepción ideológica, lo cual permitirá llevarnos a producir un salto en calidad.
Los cambios que experimenta el mundo al producirse la globalización nos obligan, no solo a experimentar, un crecimiento cuantitativo, sino también debemos consolidar nuestra identidad ideológica y a la vez estar en condiciones de colocar nuevos temas en la agenda nacional.
El Primer Congreso del partido del Pueblo Dominicano, es la oportunidad para reunir a todos los sectores que hoy mantienen una política de oposición aglutinarlo en este importante partido político, a la vez será, la mejor oportunidad para debatir precisamente hacia qué modelo de partido queremos mantener.
Es la primera oportunidad para que en este Primer Congreso del Partido Revolucionario Dominicano acudan representantes de todos los sectores del país: trabajadores, pequeños y medianos empresarios, estudiantes y jubilados, religiosos y religiosas, profesionales, cooperativistas, comerciantes, y delegaciones de los dominicanos de ultramar.
Es oportuno señalar que es hora de comenzar a formar mecanismos que presionen para la convocatoria del Congreso del Pueblo, y formar de ese modo un movimiento de fuerzas sociales de gran amplitud
Debemos trabajar para que todas las bases del partido entiendan que es necesario revitalizar su participación en los organismos de decisión, ya que los cambios no vendrán de arriba, sino del mayor protagonismo, de los sectores populares.
Quienes promovemos el Congreso del Partido Revolucionario Dominicano, apuntamos al imaginario colectivo. Salvando las distancias, ahora se trata de dar un paso similar al que dieron hace 69 años: instalar en los sueños colectivos un proyecto de país que deba ser tenido en cuenta por quienes están en la dirección del partido y aquellos que alcancen el gobierno. Más que un programa, un nuevo "entretejido social", capaz de sostener e impulsar los cambios en la dirección de un desarrollo endógeno, al servicio del bienestar de nuestro país.
Los que propugnamos por el Primer Congreso del Partido Revolucionario Dominicano, debemos decir con franqueza, que lo hacemos porque hay preocupación por la calidad del debate que sucede hoy día en el seno del partido y sobre todo por la transparencia que debe mantener nuestra organización política.
Es el momento de iniciar una cultura que entienda que no podemos prescindir sobre la necesidad de hacer cambios en el país. Por lo tanto es hora de que los perredeistas hagamos conciencia de que la clave en este partido es cuidar y mantener la unidad, porque más allá de que la mayoría de los dirigentes somos hombres y mujeres con una amplia militancia, debemos entender que hoy representamos al conjunto de las fuerzas de oposición del país. En segundo lugar, estamos obligado a construir una relación entre fuerza política y sociedad civil en el que no cabe ninguna confusión de roles.
Los dirigentes de este siglo 21 debemos tener claro que es la oportunidad de profundizar los cambios en nuestro país. Al analizar la especial coyuntura política que vive el continente, los dirigentes de hoy, debemos tener claridad que los cambios ya no podrán venir solo arrastrado por el carisma de los líderes, y por lo tanto ya no es momento de terminar adorando a los dirigentes que han mantenido una dirección débil y con escasa credibilidad.