Por Dr. Ramón Ceballo
El hogar debería ser el lugar más
seguro para un niño. Sin embargo, en República Dominicana cada vez más
titulares muestran lo contrario: madres y padres que asesinan a sus propios
hijos. Este fenómeno, lejos de ser aislado, refleja la fragilidad de los
entornos familiares más vulnerables.
Durante años, los feminicidios ocuparon la primera línea del debate público. Hoy, sin embargo, el filicidio, el asesinato de hijos por parte de sus progenitores, comienza a abrirse paso como una nueva y dolorosa realidad. ¿Qué lo provoca? ¿Son decisiones equivocadas y repetitivas, acumulaciones de dolor, o la desesperanza que carcome a quienes ya no ven salida?
Los entornos familiares pobres,
violentos y carentes de apoyo psicológico se convierten en caldo de cultivo
para estas tragedias. Cuando la pobreza sigue atrapando al 18 % de la población
(Banco Central, 2024), cuando la violencia de género aún está presente en más
del 70 % de los conflictos intrafamiliares (Procuraduría General de la
República, 2022), y cuando el consumo de alcohol y drogas distorsiona el juicio
en hogares desestructurados, el desenlace puede ser fatal.
El filicidio no es un crimen que
surge de la nada. Es la punta del iceberg de un sistema de salud mental en
ruinas, de una sociedad que normaliza la violencia y de un Estado que invierte
apenas un 2 % de su presupuesto sanitario en atender lo psicológico
(Organización Mundial de la Salud, 2023). En ese contexto, los hijos terminan
convertidos en víctimas inocentes de un entramado de frustración, soledad y
venganza.
Preguntarse por qué una madre o un
padre matan a sus hijos no basta. Hay que mirar hacia atrás, a los círculos de
violencia que se repiten generación tras generación, a las heridas emocionales
nunca atendidas, a los silencios cómplices que callan hasta que la tragedia
estalla.
Si los feminicidios ya son una
vergüenza nacional, los filicidios son una señal de alarma aún más grave. El
hogar, el espacio que debería cuidar la vida, se ha convertido en escenario de
muerte. Hay necesidad
urgente de fortalecer los sistemas de registro, evaluación y prevención del
filicidio Y mientras el Estado siga negando
el colapso de la salud mental, los titulares seguirán manchándose con sangre
inocente.
Estudios en Estados Unidos revelan
que, de cada 100 homicidios cometidos contra menores de edad, en casi el 60 % de los casos los responsables son los
padres biológicos, y en una proporción importante las madres (Putkonen
et al., 2016).
En República Dominicana, aunque no
existe una estadística oficial específica sobre filicidios, informes del Observatorio
de Seguridad Ciudadana (2023) indican que el 37 % de los homicidios de menores ocurren en el contexto intrafamiliar,
lo que incluye a madres, padres y padrastros. Los filicidios
representan entre el 8 % y el 14 % de los homicidios infantiles, según
registros en países desarrollados
Estos
datos evidencian la urgencia de políticas públicas integrales en salud mental, protección familiar y
prevención de violencia doméstica, sin las cuales los titulares
seguirán repitiéndose y las víctimas seguirán siendo los más vulnerables.
