viernes, 1 de agosto de 2025

Hablar de salud mental es una conversación incómoda.

 


Por Dr. Ramón Ceballo

En la República Dominicana, hablar de salud mental es una conversación incómoda, muchas veces postergada o directamente ignorada.

El tema se evade en los hogares, se minimiza en las escuelas y se relega en las políticas públicas, a pesar de su impacto profundo y creciente en la vida cotidiana de miles de ciudadanos.

La salud mental no es un lujo ni una moda: es la base del bienestar emocional, psicológico y social de cada individuo. 

Influye en cómo pensamos, sentimos, actuamos y nos relacionamos con los demás. 

La deuda histórica con quienes padecen en silencio ya no puede seguir siendo postergada. Saldarla requiere compromiso institucional y un cambio profundo en la cultura social.

En la sociedad dominicana, aún persiste la idea de que acudir a terapia es “cosa de locos” o un signo de debilidad.

 

La salud mental es un derecho público y establece que la atención debe integrarse al sistema general de salud, con un enfoque comunitario y centrado en la persona, según la Ley 12-06.

Según la Organización Panamericana de la Salud, más del 20 % de la población dominicana sufre un trastorno mental a lo largo de su vida. La depresión, la ansiedad, el estrés crónico y las adicciones encabezan la lista de afecciones más comunes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda como referencia general un mínimo de 10 psiquiatras por cada 100,000 habitantes en los países con sistemas de salud desarrollados. 

La OMS y estudios regionales posicionan a América Latina con cifras muy por debajo de los estándares internacionales, y la República Dominicana no es la excepción.

En República Dominicana hay unos 210 psiquiatras, lo que representa aproximadamente 2 psiquiatras por cada 100,000 habitantes, cifra significativamente por debajo de los estándares recomendados internacionalmente. 

Para que la salud mental deje de ser un privilegio y se convierta en un derecho real, es imprescindible que el Estado y la sociedad civil adopten un compromiso firme y sostenido, en base a

1.    Incrementar el presupuesto: Asignar al menos el 5 % del gasto en salud a salud mental, incluyendo infraestructura, profesionales y programas preventivos.

2.    Descentralizar la atención: Incorporar psicólogos, orientadores y trabajadores sociales a la red de atención primaria, con enfoque territorial.

3.    Prevenir desde la escuela: Establecer programas de educación emocional en todos los niveles del sistema educativo.

4.    Implementar una línea nacional gratuita: Una línea de ayuda psicológica 24/7, accesible por teléfono y plataformas digitales, para población en crisis.

5.    Combatir el estigma: Lanzar campañas masivas que normalicen la búsqueda de ayuda y promuevan la empatía hacia quienes padecen trastornos mentales.