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miércoles, 10 de septiembre de 2025

Crisis de seguridad vial en América Latina y República Dominicana


Por Dr. Ramón Ceballo

Los accidentes de tránsito se han consolidado como una crisis de salud pública de gran magnitud en América Latina y el Caribe. La región presenta una tasa de mortalidad que ronda las 17 muertes por cada 100,000 habitantes, cifra que casi duplica el promedio mundial y evidencia la gravedad del problema.

Estos siniestros constituyen la principal causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años, y la segunda entre niños de 5 a 14 años, reflejando un impacto devastador sobre las generaciones más vulnerables.

A nivel global, se calcula que cada año mueren alrededor de 1.3 millones de personas por causas relacionadas con accidentes de tránsito, mientras que entre 20 y 50 millones sufren lesiones, muchas de ellas con secuelas permanentes que afectan la calidad de vida de las víctimas.

La situación en República Dominicana es particularmente crítica. Entre 2020 y agosto de 2025, el país registró la pérdida de 13,595 vidas debido a accidentes de tránsito, mientras que 466,264 personas resultaron lesionadas. Estos siniestros han generado un costo económico estimado en RD$130,000 millones, equivalente al 2.2 % del Producto Interno Bruto (PIB), reflejando un impacto no solo humano, sino también económico considerable.

República Dominicana ocupa el segundo lugar en tasa de mortalidad vial en la región, con 29,3 muertes por cada 100,000 habitantes, solo superada por Haití. Esta tasa duplica la media mundial y subraya la urgente necesidad de fortalecer las políticas y estrategias de prevención.

En el contexto mundial, el país también figura entre los más afectados cuando se considera la mortalidad por accidentes viales en proporción a su población.

Las causas más frecuentes que contribuyen a los accidentes de tránsito en República Dominicana incluyen:

·         Distracciones al volante, especialmente por el uso del teléfono móvil.

·         Consumo de alcohol, que incrementa hasta cinco veces el riesgo de sufrir lesiones graves en caso de accidente.

·         Exceso de velocidad, la ausencia del casco en motociclistas, imprudencias al conducir, y deficiencias en la educación y fiscalización vial.

En respuesta a esta alarmante realidad, en noviembre de 2024 se lanzó el Pacto Nacional por la Seguridad Vial, respaldado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). El mismo representa un avance fundamental para combatir esta crisis. Sin embargo, su éxito dependerá de una implementación integral, vigilancia constante, educación ciudadana efectiva y el compromiso activo de todos los sectores de la sociedad.

Este acuerdo, firmado por 121 entidades públicas y privadas, fue declarado de alto interés nacional mediante el Decreto 656-24 y establece las bases para el Plan Nacional de Seguridad Vial 2025–2030, coordinado por el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT).

Entre las metas y acciones prioritarias del plan se incluyen:

·         Incorporar la educación vial en el currículo escolar para fomentar la cultura preventiva desde temprana edad.

·         Crear una red de patrullaje y supervisión en vías urbanas y carreteras para mejorar la fiscalización.

·         Digitalizar las multas de tránsito e implementar un sistema de licencias por puntos para sancionar las infracciones de manera efectiva.

·         Establecer un Departamento de Atención a Víctimas, que ofrezca apoyo legal y psicológico a las personas afectadas por siniestros viales.

El objetivo primordial del Pacto es reducir en un 50 % las muertes por accidentes de tránsito para el año 2030, con el respaldo técnico y financiero de organismos internacionales como la OPS/OMS, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial.

Los accidentes de tránsito siguen siendo una crisis urgente que afecta a América Latina y el Caribe. En República Dominicana, el drama trasciende las cifras para convertirse en una tragedia social con profundas repercusiones económicas y humanas, especialmente entre motociclistas y jóvenes