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domingo, 2 de noviembre de 2025

Corrupción, narcotráfico el país tomado por el crimen organizado

 


Por Doctor Ramón Ceballo

En los últimos años, la República Dominicana ha experimentado una intensificación de los operativos estatales contra el narcotráfico, el lavado de activos y otros componentes del crimen organizado. Las cifras oficiales no sólo sirven como indicador de esfuerzo policial, sino como reflejo claro del alcance y la penetración estructural de esos grupos en la vida nacional.

El volumen de incautaciones y detenciones es tan alto que se vuelve imposible negar que el crimen organizado no es un fenómeno marginal, sino un actor con capacidad de influencia política y económica.

Entre agosto de 2020 y octubre de 2025, Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) reportó la detención de 187 221 personas, junto con la incautación de 159 440,40 kilogramos de drogas dentro del país y otros 67 373,79 kilogramos en operaciones internacionales.

En 2024, por su parte, la DNCD logró un récord, más de 44.3 toneladas de sustancias ilícitas, incluyendo 37 714 kg de cocaína y 6 377 kg de marihuana. En ese periodo se arrestaron 49 073 personas, el 90 % dominicanas.

Estas cifras no sólo muestran un aumento cuantitativo de la persecución al narcotráfico, sino que evidencian que una parte significativa del país funciona como territorio activo de la delincuencia organizada, con capacidad para mover cargamentos, operar rutas internacionales y capturar espacios logísticos críticos como puertos y aeropuertos.

El volumen de bienes incautados es igualmente ilustrativo: entre 2020‑2025 se registraron 144 embarcaciones, 13 446 vehículos, 1 596 armas de fuego y siete aeronaves intervenidas en operaciones vinculadas al narcotráfico, lavado y crimen organizado.

Esta movilización implica una logística sofisticada, recursos económicos significativos y lo más relevante, redes de protección que llegan hasta niveles institucionales.

¿Por qué estas cifras son clave para entender el problema político y social del país?

1.    Financiamiento político invisible. Cuando redes de narcotráfico y lavado de activos operan con tal volumen, es altamente probable que una parte de esos recursos aspire a legitimarse mediante el financiamiento de campañas políticas, partidos o candidatos.

2.    Captura institucional. Las incautaciones masivas reflejan que los criminales no solo trafican, también buscan asegurar protección, impunidad y complicidad dentro del aparato estatal.

3.    Desestabilización democrática. Una política que convive con cifras de arrestos y decomisos de esa magnitud no puede funcionar con normalidad: la corrupción, el temor y la cooptación se vuelven mecanismos cotidianos.

4.    Cultura de impunidad y violencia. Los cargamentos, las armas, las embarcaciones vacías o con historia, y las rutas que conectan con Europa o América del Norte, muestran que el país no es un simple “paso” de drogas: es un territorio de inserción activa de redes que financian poder y, por tanto, partidos y políticas.

El impacto social va más allá de la cifra. La sensación de que “el narco manda” o que las grandes operaciones son chapas espectáculos mientras los cabecillas quedan en la sombra, alimenta desapego, abstencionismo electoral y desconfianza en las instituciones. Esa brecha entre operación visible y sanción real es lo que permite al crimen organizado seguir operando.

Por ello, afirmar que “los problemas fundamentales del país son el crimen organizado, la corrupción, la impunidad, el abstencionismo y la haitianización,” tiene fundamento sólido.

Las cifras de incautaciones y detenciones lo evidencian, no estamos ante un problema menor, sino ante un reto estructural que exige respuestas que combinen justicia, transparencia, reforma institucional y participación ciudadana.

Si República Dominicana quiere romper el ciclo, deberá convertir esas operaciones en sentencias firmes, esos decomisos en auditorías reales y esas detenciones en cambios profundos, no solo simbólicos. Porque el volumen de cifras ya habla, ahora falta la transformación política e institucional.