domingo, 25 de mayo de 2025

Respetemos la Constitución, Las Alcaldías No Pueden Usurpar Funciones

 


Por Ramón Ceballo

En un momento donde la institucionalidad de la República Dominicana enfrenta múltiples desafíos, se hace necesario reiterar que las alcaldías no están por encima de la ley. Resulta preocupante que autoridades municipales pretendan atribuirse competencias que no les corresponden, actuando en abierta violación a la Ley 176-07 del Distrito Nacional y los Municipios y a la propia Constitución de la República.

La verdad es que la Carta Magna dominicana, en su artículo 199, es contundente al delimitar con claridad las funciones y atribuciones de los gobiernos locales, estableciendo la autonomía municipal solo dentro del marco de la ley.

Esta normativa distingue de manera inequívoca entre las responsabilidades nacionales y municipales, dejando claro que temas como la inmigración y la seguridad nacional son competencia exclusiva del gobierno central.

Frente a esta realidad, deploramos profundamente la actitud del alcalde del municipio de Dajabón, quien ha decidido tomar acciones unilaterales en materia migratoria, usurpando funciones que no le han sido conferidas legalmente.

Es cierto que estos actos no solo son ilegales, sino que además representan un riesgo para el orden institucional, fomentan el caos y abren las puertas a la improvisación administrativa, promovida por agendas personales o influencias de sectores externos.

Este tipo de iniciativas “patrioteras” –que apelan al populismo y al nacionalismo extremo sin base jurídica– ponen en peligro la estabilidad democrática y desvirtúan el verdadero papel de los gobiernos locales, que deben enfocarse en servicios básicos, desarrollo comunitario, ordenamiento urbano y transparencia.

Hacemos un llamado urgente a las autoridades nacionales, en especial al Ministerio de Interior y Policía y a la Liga Municipal Dominicana, para que actúen con responsabilidad y pongan freno a esta peligrosa tendencia.

Es deber del Estado garantizar el cumplimiento estricto de la ley, preservando el equilibrio institucional y evitando que las alcaldías se conviertan en escenarios de desorden legal y político.

La democracia dominicana no puede permitir que el irrespeto a la ley se normalice. El país necesita instituciones fuertes, líderes locales responsables y una ciudadanía vigilante frente a cualquier intento de romper el orden constitucional bajo pretextos de falsa defensa nacional.