Por Doctor Ramón Ceballo
Con profunda inquietud y sentido de
responsabilidad por la paz, la justicia y la autodeterminación de los pueblos,
elevo mi voz una vez más para exigir el cese
inmediato de la invasión israelí contra el pueblo palestino en la Franja de
Gaza.
Lo que está ocurriendo ante los ojos del mundo es una catástrofe humanitaria de proporciones inaceptables, que amenaza con desestabilizar aún más una región ya marcada por décadas de conflicto, sufrimiento y desesperanza.
La Franja de Gaza no es una tierra
en disputa: es parte inseparable del
territorio palestino, reconocida como tal por resoluciones de la ONU y
por el derecho internacional. Sin embargo, la política de Israel —respaldada de
forma sistemática por Estados Unidos— se empeña en imponer la voluntad del más
fuerte, en nombre de una supuesta defensa que se convierte en ocupación,
represión y aniquilación.
Las fuerzas militares israelíes, con el apoyo logístico y diplomático de
Washington, llevan a cabo una campaña desproporcionada y devastadora.
Más de 35,000 palestinos han muerto en Gaza desde octubre de 2023, la mayoría
civiles, según cifras de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de
la ONU (OCHA).
Hospitales, escuelas, refugios,
centros de distribución de alimentos y sedes de organismos humanitarios han
sido bombardeados. Familias enteras han
sido borradas del mapa. Gaza se encuentra ya reducida a escombros.
La población palestina está atrapada
entre la destrucción, el fuego cruzado y el abandono internacional. Lo que
ocurre en Gaza no es una “operación
militar”: es un castigo colectivo, es un acto de brutalidad desmedida. Y
ante este horror, el silencio o la
tibieza de la comunidad internacional equivalen a complicidad.
La situación no solo es inmoral,
sino jurídicamente insostenible.
El derecho internacional humanitario prohíbe los ataques indiscriminados contra
civiles y exige protección especial para infraestructuras médicas y educativas.
La ocupación prolongada, el bloqueo
sistemático y la colonización del territorio palestino constituyen claras
violaciones del derecho internacional. Lo
que se vive en Gaza tiene los elementos para ser calificado como crímenes de
guerra y crímenes contra la humanidad.
Estados Unidos, al vetar
resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que buscaban un alto al fuego y
la protección del pueblo palestino, carga con una grave responsabilidad histórica y moral. Su política de apoyo
incondicional a Israel ha erosionado cualquier pretensión de liderazgo ético en
el mundo.
La paz en Medio Oriente no será
posible sin justicia, y la justicia
solo podrá nacer del reconocimiento pleno del Estado de Palestina, con
soberanía, con fronteras seguras y con derecho al retorno para su pueblo.
No habrá seguridad para nadie en la región mientras se siga negando la
humanidad, los derechos y la existencia misma del pueblo palestino.
Hoy más que nunca, la solidaridad internacional debe hacerse
sentir. No podemos callar ante el genocidio. No podemos normalizar el
horror. No podemos mirar hacia otro lado mientras miles de niños mueren
sepultados bajo los escombros, mientras madres dan a luz en hospitales
colapsados, mientras el agua, los alimentos y la electricidad se vuelven lujos
inalcanzables.
Es hora de exigir el fin del fuego, el fin del bloqueo, el fin de
la ocupación. Es hora de decir con claridad: ¡Gaza necesita vida, no más muerte! Palestina necesita libertad,
no más opresión.
Bibliografía:
- Oficina de Coordinación de
Asuntos Humanitarios (OCHA) de Naciones Unidas. Actualizaciones sobre la crisis
en Gaza, 2024.
- Consejo de Derechos Humanos de
las Naciones Unidas (2023-2024). Informes sobre violaciones del Derecho
Internacional Humanitario en los Territorios Palestinos Ocupados.
- Human Rights Watch (2023). Israel
and Palestine: Events of 2023.
- Amnistía Internacional (2024). Apartheid
israelí contra la población palestina: un sistema cruel de dominación.
- Resolución 242 (1967) del
Consejo de Seguridad de la ONU.
- Comité Internacional de la Cruz
Roja (CICR). Normas del Derecho Internacional Humanitario aplicables a
los conflictos armados.