domingo, 29 de junio de 2025

Defensa activa de la imagen nacional: una estrategia impostergable

 Por Ramón Ceballo


En tiempos donde la información circula a velocidad viral y las percepciones públicas son moldeadas más por titulares que por hechos, la imagen internacional de un país se ha convertido en un activo estratégico

En el caso de la República Dominicana una nación históricamente hospitalaria, democrática y respetuosa del derecho internacional se vuelve urgente adoptar una política de defensa activa de su reputación nacional.

Esto no se trata de relaciones públicas superficiales ni de propaganda nacionalista, sino de establecer mecanismos institucionales, diplomáticos y comunicacionales que permitan reaccionar con agilidad y contundencia ante campañas de desinformación, rumores infundados o declaraciones sesgadas que distorsionen la realidad dominicana ante la comunidad internacional.

En los últimos años, la política migratoria de la República Dominicana particularmente en relación con Haití ha sido objeto de narrativas parciales y juicios simplificados por sectores de prensa, ONGs y actores externos que desconocen la complejidad de la situación regional.

La ausencia de una respuesta articulada y sostenida ha permitido que se consoliden en el exterior visiones erróneas sobre la soberanía, el estado de derecho y los derechos humanos en el país. Esto afecta no solo la imagen del gobierno, sino también la percepción sobre la sociedad dominicana en su conjunto.

Una estrategia de defensa activa permitiría reafirmar la legitimidad de las políticas migratorias, sociales y diplomáticas adoptadas por el Estado, con base en su Constitución, su marco jurídico y el respeto a los acuerdos internacionales vigentes. Pero más aún, permitiría contar la versión dominicana de los hechos en los foros donde se toman decisiones globales, muchas veces dominados por lobbies ideológicos o mediáticos con intereses ajenos al bienestar nacional.

Una de las grandes ventajas de este enfoque es la capacidad de respuesta inmediata. Cuando una declaración tergiversada o una campaña internacional intenta afectar la imagen del país, no se puede esperar semanas para reaccionar. La defensa debe ser coordinada, técnica y estratégica.

Esto incluye:

  • Voceros oficiales capacitados en comunicación internacional.
  • Un equipo interinstitucional entre Cancillería, Dirección de Comunicación Gubernamental, organismos especializados y asesoría jurídica internacional.
  • Alianzas con medios y corresponsales extranjeros para difundir posturas oficiales sin filtros deformantes.
  • Producción de contenidos verificados y multilingües que desmonten mitos con datos.

Estas herramientas deben funcionar como un escudo reputacional, pero también como una plataforma para construir una narrativa propositiva: la de un país soberano, comprometido con el desarrollo, la legalidad y los derechos humanos, pero también consciente de sus límites y responsabilidades.

Países como México, Colombia, Turquía e Israel ya han adoptado estrategias similares, no solo para responder a ataques externos, sino también para promover una imagen internacional coherente con sus intereses geopolíticos y comerciales. No se trata de silenciar críticas legítimas, sino de evitar que la mentira se instale como verdad por omisión.

La defensa activa de la imagen nacional no es tarea exclusiva de la diplomacia, ni de un ministerio. Es un asunto de Estado, de soberanía y de reputación estratégica. En un mundo donde la opinión pública global puede condicionar sanciones, bloqueos o relaciones comerciales, callar es conceder. Y reaccionar tarde, es perder terreno.

Es hora de que la República Dominicana cuente con una estructura permanente de respuesta y proyección internacional, que defienda lo que somos, lo que hacemos y lo que queremos ser. Con la verdad como argumento y la dignidad como bandera.

Ramón Ceballo es médico, ex diputado al Congreso Nacional de la República Dominicana, ex secretario de la Comisión Permanente de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, ex vicepresidente del Parlamento Latinoamericano, así como de los foros Parlatino–UE y Parlatino–Palamérica. Es articulista en diversos medios de comunicación sobre política internacional.