Por Doctor Ramón Ceballo
Donald Trump, quien asumió un segundo mandato presidencial en enero de 2025 tras un regreso sorprendente al poder, atraviesa un periodo de desgaste político que comienza a reflejarse con claridad en las encuestas. Si bien conserva una base de apoyo leal dentro de sectores conservadores, los últimos sondeos revelan una caída sostenida en su popularidad.
Lo llamativo no es solo el rechazo persistente entre votantes demócratas e independientes —como era previsible—, sino el creciente distanciamiento de una porción significativa del electorado republicano, que comienza a manifestar dudas sobre su liderazgo, su estilo confrontacional y la dirección que ha tomado su segundo gobierno.
La caída sostenida en la popularidad de Donald Trump responde a un conjunto de factores interrelacionados que han erosionado su imagen pública durante los primeros meses de su segundo mandato.
Entre ellos destacan los efectos económicos negativos provocados por sus políticas arancelarias, que han generado alzas de precios, tensiones comerciales y malestar entre empresarios y consumidores. A esto se suma la creciente inquietud ciudadana ante los múltiples procesos judiciales en curso, los cuales, aunque sus seguidores califican de persecución política, han debilitado la confianza institucional en su figura.
Las protestas masivas que se han registrado en todo el país, muchas de ellas encabezadas por movimientos juveniles y sectores progresistas, expresan un rechazo frontal a lo que perciben como un estilo de liderazgo autoritario.
Este malestar se agrava con el desencanto generacional, especialmente entre jóvenes y votantes urbanos, quienes se sienten ajenos a la visión de país que representa Trump. Finalmente, la fragmentación dentro del propio Partido Republicano, donde cada vez son más visibles las divisiones internas y los cuestionamientos a su liderazgo, ha profundizado el deterioro de su capital político.
Al
cierre de junio de 2025, los principales sondeos de opinión ofrecen un panorama
claro:
- Aprobación nacional: 45 %
- Desaprobación: 53 %
- Aprobación entre
independientes: 31 %
- Desaprobación entre
independientes: 58 %
- Aprobación entre republicanos: 60 % (frente al 68 % en abril)
- Aprobación entre jóvenes
(18-29): 28 %
- Aprobación entre latinos: 35 %
Además, en estados clave como Texas y otros tradicionalmente republicanos, la aprobación de Trump ha caído por debajo del 44 %, una cifra que marca un giro significativo considerando que estos territorios habían sido bastiones seguros de apoyo durante sus campañas anteriores.
Este retroceso en su respaldo regional
refleja no solo el desgaste de su liderazgo, sino también una creciente
inquietud entre votantes conservadores ante el rumbo que ha tomado su segundo
mandato.
Al 30 de junio de 2025, Donald Trump mantiene aún una base leal dentro del electorado republicano, pero su imagen a nivel nacional muestra signos evidentes de debilitamiento. Tras haber logrado un inesperado regreso a la Casa Blanca en las elecciones de 2024, el inicio de su segundo mandato ha estado marcado por tensiones internas, medidas impopulares y una creciente pérdida de respaldo en sectores clave del electorado.
Lo que parecía ser un año de consolidación política se perfila ahora como un período de desgaste, en el que la figura de Trump empieza a perder fuerza tanto dentro como fuera de su partido.